Hace cuatro años, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asumió el cargo con la promesa de construir un gran muro sobre la frontera de Estados Unidos con México, un símbolo de su determinación para detener la inmigración desde los países del sur y de su deseo de construir una barrera que duraría más que él.
El presidente electo Joe Biden ha dicho que espera detener la construcción del muro fronterizo, pero la administración saliente, en las últimas semanas que le quedan en el poder, está corriendo para completar tanto como sea posible del muro, al dinamitar algunos de los terrenos más imponentes de la frontera.
El ritmo vertiginoso con el que la construcción continúa asegura que, a pesar de todo y sin importar lo que Biden decida hacer, el muro está aquí para quedarse en el futuro previsible y establece un polémico legado de Trump en lugares que fueron cruciales para su derrota.
Al sureste de Arizona, la persistente división política generada por el emblemático proyecto de construcción del presidente Trump ha enemistado a rancheros y vecinos en un estado donde el candidato presidencial demócrata de este año ganó, por primera vez en décadas, y con poca ventaja.
La región se está convirtiendo en uno de los últimos centros de construcción del muro de la administración Trump.
Mientras equipos de demolición desgarran febrilmente las remotas montañas Peloncillo, donde los ocelotes y los carneros de las rocosas recorren el paisaje boscoso lleno de sicomoros y álamos.
TE PUEDE INTERESAR: La espera acabó para Inglaterra: Pfizer, Moderna y AstraZeneca iniciarán vacunación masiva
Sé el primero en comentar