Luego de concluir las fiestas carnestolendas, ayer miércoles la iglesia católica entró en un periodo de reflexión y oración, que va acompañado por el bello signo de la ceniza, que nos recuerda la debilidad, la fragilidad humana, y se da inicio al itinerario de la Cuaresma.
De acuerdo al presbítero Álvaro de Jesús Barrera Pinzón, canciller de la Diócesis Cancún-Chetumal, esta es una oportunidad anual para prepararnos y disponernos en cuerpo, alma y espíritu para celebrar el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
“Creo que el tiempo que nos toca vivir, este momento debe ser de mucha importancia porque tendremos la oportunidad de revisar nuestra vida, sentir pena, dolor, tristeza y tal vez hasta vergüenza y dolor por nuestros pecados, nuestras fallas y errores”.
Asimismo, explicó que se tendrá la oportunidad de despertar en cada uno el deseo de cambio y renovación.
“Tal vez el fruto más grande sea el volver a acercarnos a la vida de oración, de reflexión de los sacramentos”, señaló. El sacerdote sugirió a los fieles estar muy atentos del camino, el itinerario cuaresmal de acuerdo con sus posibilidades, tiempos y circunstancias y tener en cuenta que hoy comienza la Cuaresma.
El religioso destacó que la imposición de ceniza recoge muchas cosas y que en el Antiguo Testamento ya se hablaba de que en algún momento había quienes se bañaban en ceniza como un signo visible de que estaban en penitencia.
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Finalmente, destacó que la abstinencia queda para todos los viernes en los que también se recomienda no comer carnes rojas. Eso no aplica para mujeres embarazadas, enfermos terminales, personas que llevan un proceso médico y a quienes no les es favorable una práctica cuaresmal.
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